Cada año se denuncian en España 17.000 desapariciones. La mayor parte son personas que pasados unos días regresan a sus casas y cuyas familias nunca retiran las denuncias. Otro buen porcentaje corresponde a jóvenes inmigrantes fugados de centros de menores, que no desean ser encontrados y que difícilmente lo serán porque se desconoce su verdadera filiación.